lunes, 19 de agosto de 2013

50 años de fidelidad de p. Javier Castillo...

Hace 50 años, el 7 de Julio de 1963, dos jóvenes peruanos de la Diócesis de Huancayo, Javier Castillo y Angel  Acuña, eran ordenados sacerdotes en Roma. La Hermanita M. Isabel, también peruana, pudo asistir a la celebración. Desde entonces, muchas veces más el  camino de ellos se cruzó con él de la Fraternidad y se fue estableciendo una sólida amistad. Quedamos en contacto sobre todo con el p. Javier, especialmente en los años 70 en que estuvimos presentes en su misma Diócesis, en el pueblo de Huahuas.

   Es con él que en 2006 volvimos a esta región de la Sierra Central, buscando el lugar para una nueva fraternidad; nuestra búsqueda nos llevó a Iscos, donde tenemos la dicha de recibir al p.Javier con cierta regularidad, para compartir la Eucaristía y el almuerzo e intercambiar noticias y reflexiones.   
  
 (foto: el p.Javier con las htas. de Iscos y una amiga)

   
¿Cómo podíamos entonces, querido p.Javier, faltar a la celebración de tus Bodas de Oro sacerdotales? Tu alegría es también nuestra alegría. El 6 de Julio, en la Iglesia de Concepción, nuestro Obispo presidió la solemne celebración de acción de gracias. Estaban contigo tu fiel amigo, el p. Angel, y el p. Belealdo, ordenado también el mismo año.

(Foto: P. Belealdo, P.Javier y P. Angel  concelebrando con el Obispo Mons. Pedro Barreto)


Y cuando Mons. Pedro te dio la palabra, no dejaste pasar la ocasión para hacernos reflexionar, como de costumbre. En plena celebración, tus ojos atentos (como los de Jesús, que notó la ofrenda generosa de la pobre viuda) captaron un detalle que no quisiste dejar en la sombra: delante de la Iglesia, donde acababa de celebrarse una boda con muchas flores, adornos, orquestas…una humilde mujer y su niño recogían del suelo el arroz que se había echado a los novios…Y nos lanzaste tu provocación: “Dios, dice el Salmo, levanta al pobre del polvo. ¡Ojalá podamos, nosotros también, trabajar para levantar del polvo a los pobres!”

                                                     Padre Javier

Gracias, P. Javier. Tus palabras transmiten tu pasión por Jesús y su Reino y por sus preferidos: los pobres. Son palabras que inquietan e interpelan, como las de los profetas. Nos sacuden y resuenan profundamente en nuestro corazón.
   ¿Cómo agradecerte tantos años de amistad y sobre todo tu fidelidad a Jesús, a la Iglesia y a los pobres en estos 50 años de vida sacerdotal…? ¡Que el Señor te conceda muchos años más, con la misma pasión y la misma entrega!
                                                                          Las Htas.  de Iscos
                                                                      (¡en nombre de todas!)

(Foto: P.Angel, Mons. Pedro, P.Javier, P. Belealdo en la mesa de fiesta)

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